VARSOVIA, 11 jul (Xinhua) -- Parece que Jens Stoltenberg tendrá que aguantar un poco más como jefe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), un puesto al que ha prometido renunciar en repetidas ocasiones.
Como secretario general de la OTAN, Stoltenberg se ha visto envuelto en una saga de años de selección de su sucesor que, al igual que el último episodio concluido esta semana, ha terminado en vano, porque cada miembro del bloque militar tiene sus propias prioridades.
Al no haber logrado el consenso más básico, los Estados miembros no tienen más remedio que extender el mandato de Stoltenberg, que se suponía terminaría el 30 de septiembre, durante otro año, hasta el 1 de octubre de 2024.
El mandato del secretario general de la OTAN suele ser de cuatro años. Esta ha sido la cuarta vez que se prorroga el mandato de Stoltenberg, las tres anteriores siendo en 2017, 2019 y 2022.
Se cree que para una reliquia de la Guerra Fría de este calibre, la permanencia de Stoltenberg es el último recurso para mantener la operación de la OTAN, ya que ningún posible nuevo candidato podría obtener la aprobación unánime de los Estados miembros debido a las crecientes divisiones dentro del bloque.
Antes de servir como jefe de la OTAN desde octubre de 2014, Stoltenberg fue primer ministro de Noruega, de 2005 a 2013. El hombre de 64 años de edad es ahora el segundo secretario general de la OTAN con más años de servicio, solo detrás de Joseph Luns, quien ocupó el cargo durante casi 13 años.
Según la página web de la OTAN, la selección del secretario general se lleva a cabo a través de consultas diplomáticas informales entre los países miembros, que presentan candidatos para el puesto, y la elección final debe ser aprobada por todos los Estados miembros.
La presentación de un nuevo secretario general se considera un tema principal de la cumbre anual de la OTAN que se celebra en Vilna el 11 y 12 de julio. Sin embargo, en los últimos meses, los Estados miembros de la OTAN no han logrado encontrar puntos en común sobre un posible candidato.
Imagen del 7 de abril de 2022 del secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, presidiendo una reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN en la sede de la OTAN, en Bruselas, Bélgica. (Xinhua/Zheng Huansong)
Como resultado, y aunque ha dejado clara su intención de renunciar al cargo en varias ocasiones, Stoltenberg ha vuelto a ver renovado su mandato una cuarta vez.
El fracaso en elegir a un nuevo jefe de la OTAN refleja las diferencias y el choque de intereses dentro del bloque.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, por ejemplo, ha sido vista como una de las posibles candidatas.
Sin embargo, su país de origen puede ser un lastre para otros, considerando que tanto Stoltenberg como su predecesor, Anders Fogh Rasmussen, son de la Europa Nórdica.
El primer ministro estonio, Kaja Kallas, era otra opción popular. Pero como los países de Europa del Este, especialmente los del Báltico, tienden a adoptar una postura comparativamente radical hacia Rusia, Estados Unidos y los países de Europa Occidental no están dispuestos a confrontar directamente a Rusia, por lo que desconfían de Kallas como candidato.
El secretario de Defensa británico, Ben Wallace, también se había perfilado como un candidato probable para algunos. Pero también se encontró con la oposición de otros países europeos, ya que la mayoría de los miembros de la OTAN también son miembros de la Unión Europea, que preferirían un jefe de la OTAN proveniente de un país de la unión.
Al elegir un nuevo jefe de la OTAN, las cuatro principales economías del bloque (Estados Unidos, Alemania, Francia y Reino Unido) tienen una influencia decisiva.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha estado pidiendo a Europa que busque la autonomía estratégica y dijo que no dudará en vetar el nombramiento de Wallace como secretario general de la OTAN.