Por Victoria Arguello
BUENOS AIRES, 1 dic (Xinhua) -- En el contexto de un inminente cambio de Gobierno en Argentina, el presidente electo, Javier Milei, quien asumirá funciones el próximo 10 de diciembre, enfrenta una situación económica desafiante marcada por altas tasas de inflación y una importante desaceleración de la actividad combinada con sus promesas de fuerte reducción del gasto público y medidas generales de liberalización económica.
La inflación del país sudamericano alcanzó el 142,7 por ciento interanual en octubre, registrando niveles no vistos en más de tres décadas, mientras que analistas privados proyectan perspectivas aún más sombrías, anticipando una escalada superior a 180 por ciento interanual.
Este escenario inflacionario plantea serios interrogantes sobre la estabilidad económica y la calidad de vida de los ciudadanos. Preocupa que, acompañando a la inflación, el Producto Interno Bruto (PIB) muestra una caída acumulada del 1,5 por ciento en los primeros tres trimestres del año y las previsiones de los analistas sugieren una disminución del 2 por ciento para 2024.
La contracción económica presenta desafíos adicionales, afectando a la capacidad del país para generar riqueza y empleo. El Fondo Monetario Internacional (FMI), que mantiene un acuerdo financiero con Argentina, proyecta una caída de la economía del 2,5 por ciento en 2023.
El desempleo, del 6,2 por ciento en el segundo trimestre, agrega presiones a la situación económica y evidencia también un retroceso de la actividad.
En el ámbito financiero, tras la victoria electoral del presidente electo Milei, el comportamiento del dólar paralelo, aunque ha experimentado una ligera disminución de 950 a 905, sigue siendo un punto de atención. Aunque la caída de la cotización podría interpretarse como un indicador positivo sobre la confianza de los mercados, dicen los analistas, el problema inflacionario y la emisión monetaria continúan ejerciendo presión.
El próximo Gobierno ha anticipado medidas significativas, como la eliminación de los procedimientos y gestiones para las importaciones a través del "SIRA" (Sistema de Importaciones de la República Argentina), a la vez que pone énfasis sobre el incremento de las exportaciones para incrementar el ingreso y fortalecer la posición de Argentina en el mercado global.
Entre las propuestas más polémicas del Gobierno electo de Milei se encuentran la dolarización de la economía y el eventual cierre del Banco Central de Argentina (BCRA), todo lo cual ha causado la proliferación de debates sobre el rumbo económico del país, por significar un cambio radical en la política monetaria y constituir, además, un desafío en su implementación.
Asimismo, está la promesa de una fuerte reducción del gasto público a través de un "ajuste" que refleja la intención del nuevo Gobierno de equilibrar las cuentas públicas y frenar la escalada de la deuda, pero crece la incertidumbre sobre los focos de implementación del ajuste y su impacto en la economía ciudadana.
La posición de "laissez-faire", que aboga por una menor intervención gubernamental en la economía, refleja la visión del próximo Gobierno de dejar que el mercado desempeñe un papel más destacado en la toma de decisiones económicas.
Para el economista argentino, Jorge Marchini, esta posición plantea una incógnita, ya que se trataría de un "Gobierno de ortodoxia neoliberal, de negación de políticas industriales, de no distribución de ingresos" y ante ello consideró que "un país como Argentina requiere políticas públicas activas".
El vicepresidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) afirmó a Xinhua que los desafíos que encarará la próxima Administración son varios, por ejemplo, "una situación social muy seria, con una alta inflación".
"Podríamos estar ante medidas económicas contradictorias, como por ejemplo que, por un lado, se propicie una devaluación fuerte de la moneda como consecuencia del programa de ajuste, lo cual genera un traslado a la inflación y una menor actividad económica en general, vinculada con expectativas y con las condiciones de vida de la población", sostuvo el también profesor en la Universidad de Buenos Aires.
"Otro tema crucial es el de la deuda, incluyendo la que el país tiene con el FMI, porque las exigencias de la deuda golpean la economía y no dejan margen para reestructurar la economía en el sentido productivo, de inversión, de volcar recursos para la perspectiva hacia un futuro", concluyó el experto.
En este contexto desafiante, restaurar la confianza emerge como una tarea fundamental para el nuevo Gobierno. Y la capacidad del presidente electo Milei para implementar de manera efectiva estas medidas determinará el rumbo económico de Argentina en los próximos años.
MADRID, 24 jul (Xinhua) -- El resultado de las elecciones generales llevadas a cabo el domingo en España dejó al país en una situación en la que es muy posible que ningún partido sea capaz de formar Gobierno, en un momento clave de la historia de la nación europea tras años difíciles por la pandemia del nuevo coronavirus.
Aunque el Partido Popular (PP) obtuvo el mayor número de votos y escaños en la jornada electoral, su líder partidista, Alberto Núñez Feijóo, insistió el domingo por la noche en que "iniciaría conversaciones" para formar Gobierno.
El resultado de las elecciones del domingo volvió a poner de manifiesto la fuerte división entre izquierda y derecha en la política española, lo que podría permitir al líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, mantenerse en el poder.
Las encuestas previas a las elecciones apuntaban que el PP podría formar un Gobierno de coalición con el partido Vox para poder gobernar.
De acuerdo con los resultados electorales, no ha sido así y el PP obtuvo 136 escaños, mientras que Vox logró 33 en el Congreso de 350 escaños, por lo que es difícil observar la manera en que Núñez Feijóo pueda conseguir el apoyo adicional que necesita.
El PP necesita a Vox, pero también requiere de alguno de los partidos nacionalistas vascos o catalanes de España, lo que parece muy lejano porque el manifiesto de Vox incluía la promesa de ilegalizar esas organizaciones políticas.
Quizá la mayor sorpresa sea la resistencia mostrada por el PSOE de Sánchez y el bloque de izquierdas en general, tras cuatro años difíciles por la pandemia, una erupción volcánica y el conflicto en Ucrania.
Un hombre emite su voto en un colegio electoral, en Madrid, España, el 23 de julio de 2023. (Xinhua/Meng Dingbo)
La pandemia afectó de manera grave a una economía en que el 12 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) procede del turismo, por lo que se espera que en 2023 el incremento sea mayor que en otros lugares de la eurozona.
El problema de Sánchez ha sido que a pesar de los esfuerzos por limitar los efectos de lo sucedido, los altos precios de los alimentos hacen que la gente no se sienta a gusto.
El PP incrementó el apoyo ciudadano del 20,8 por ciento que tuvo en noviembre de 2019, al 33,05 por ciento el pasado domingo.
Este porcentaje se debe en parte a que el partido de centro-derecha Ciudadanos ha desaparecido, con los 1,65 millones de votos que obtuvo hace cuatro años, que se mudaron al PP junto con más de 600.000 que le quitaron a Vox.
El PP y Vox alcanzaron el domingo el 45,4 por ciento de los votos, es decir, un 2,7 por ciento más que la cuota de 2019, junto con Ciudadanos.
La sensación es que España está cada vez más polarizada en sus opiniones y que muchos electores se oponen a la posible presencia de Vox en el Gobierno.
El hecho de que el PP haya demostrado disposición a pactar con Vox donde haga falta para hacerse con el poder tras las elecciones autonómicas y locales de mayo pasado, motivó de manera clara a los votantes de izquierda a oponerse, lo que el propio Sánchez comentó el domingo por la noche ante seguidores.
"Después de las elecciones municipales autonómicas convoqué las elecciones anticipadas porque creía, como he creído siempre, que teníamos como sociedad que decidir qué rumbo tomar: ¿O un rumbo de avance durante los próximos cuatro años? o ¿Un rumbo de retroceso como plantea el bloque involucionista del Partido Popular con Vox", dijo.
ANKARA, 30 may (Xinhua) -- El actual presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, aseguró su tercer mandato en el cargo luego de ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebrada el domingo.
Los expertos creen que es probable que el veterano político mantenga un equilibrio entre Occidente y Oriente para seguir posicionando a Turquía como un peso pesado regional.
En la contienda del domingo, Erdogan obtuvo el 52,14 por ciento de los votos. Su oponente, Kemal Kilicdaroglu, llegó al 47,86 por ciento, dijo el presidente del Consejo Electoral Supremo de Turquía, Ahmet Yener. La victoria le permite a Erdogan permanecer en el poder por otros cinco años.
Durante mucho tiempo, y en pos de realzar la importancia estratégica de Turquía, el líder turco ha otorgado importancia a la membresía del país en la OTAN dentro del escenario internacional, por un lado, y se ha involucrado en un delicado acto de equilibrio entre Occidente y Oriente, por el otro.
Cuando anunció su manifiesto electoral en Ankara en abril, Erdogan insinuó que su país seguiría desempeñando un papel activo en los asuntos regionales.
"Construiremos el eje de Turquía con una política exterior donde nuestro país, nuestra región y la humanidad encontrarán paz y estabilidad, multilateralismo, más cooperación, paz, estabilidad y diplomacia humanitaria", dijo.
Batu Coskun, un analista independiente de riesgos políticos con sede en Ankara, dijo que es poco probable que Erdogan cambie de rumbo y agregó que una tarea importante para el país sería reconciliarse con los antiguos enemigos.
"No espero un gran cambio con respecto a la política exterior anterior antes de que comenzara el ciclo electoral (...) Una prioridad para la diplomacia turca es impulsar la reconciliación con Siria", dijo el especialista a Xinhua en una entrevista reciente.
El año pasado se vieron signos de reconciliación de las relaciones entre Turquía y Siria, que estaban congeladas, al celebrarse reuniones entre ministros y funcionarios turcos, sirios y rusos en Moscú.
En los últimos años, y tras un difícil aislamiento regional, Turquía ha reparado los lazos con Israel, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, mientras el siguiente país sería Egipto, dijo Coskun.
"En un mundo multipolar, Turquía lucha por la autonomía del bloque occidental, siguiendo una política exterior independiente", dijo a Xinhua una fuente cercana al Gobierno turco bajo condición de anonimato.
"Turquía seguirá teniendo una diplomacia proactiva", aseveró la fuente.
Sobre Rusia, los analistas creen que Ankara continuaría manteniendo estrechas relaciones políticas y financieras con Moscú, a pesar de las críticas de sus aliados occidentales.
"Es poco probable que cambie la posición de Turquía sobre Rusia. Turquía continuará comprometiéndose con Moscú y (el presidente Vladímir) Putin a nivel financiero, político y estratégico", dijo Coskun.
El equilibrio le ha valido a Turquía cierta reputación durante la crisis de Ucrania. Ankara no se ha unido a la campaña de sanciones occidentales contra Rusia, pero ha servido como mediador entre las partes, facilitando los intercambios de prisioneros, la Iniciativa de Granos del Mar Negro y las conversaciones de paz al comienzo del conflicto.
Kerim Has, analista de asuntos rusos y euroasiáticos con sede en Moscú, dijo de manera similar que "Turquía, bajo la administración de Erdogan, profundizará y expandirá sus relaciones con Rusia en los campos comercial, económico, financiero y energético".
En cuanto a las relaciones con Estados Unidos, Erdogan expresó en una entrevista con los medios su deseo de cooperar con el presidente estadounidense, Joe Biden, y su Administración.
Los lazos de Ankara con Washington se han vuelto tensos debido a sus diferencias políticas sobre Siria, Libia o el Mediterráneo Oriental. Turquía también ha sido sancionado por Estados Unidos por comprar sistemas de defensa rusos y expulsado del programa de aviones furtivos F-35.
En opinión de Coskun, hay poco espacio para mejorar los lazos Turquía-Estados Unidos. "No espero necesariamente nuevas fricciones con EE. UU., pero tampoco creo en un compromiso o una distensión. La Administración Biden parece estar bastante distante de Turquía".